Las piñas y los caballos bailan juntos en un lienzo de Atla. Si nos acercamos a la tela y examinamos los hilos con una lupa, apreciaremos con asombro la habilidad y el ingenio de la artista para tejer las figuras. Hizo todo el trabajo en blanco, y hay que verlo a contraluz para percibir mejor el diseño. La técnica, llamada gasa, es sumamente laboriosa y requiere años de esfuerzo para dominarla. La pieza es un alarde de transparencia, un juego bien ordenado de huecos diminutos, pero esa rígida geometría no deja de plasmar movimiento y vitalidad.