El huipil, la falda de enredo y otros tejidos indígenas tienen contrapartes en otras zonas del mundo. En cambio, el quesquémel, palabra que proviene del náhuatl quechquēmitl (‘prenda del cuello’), sólo se conoce en México. La pintura mural, los códices y la escultura atestiguan su antigua presencia en Oaxaca y el sur de Mesoamérica. Dentro del extenso acervo de cerámica del período clásico de Monte Albán, una de las urnas más imponentes y hermosas representa a una mujer divina arrodillada, ataviada con un rodete de tlacoyales y un quesquémel con el glifo 13 Serpiente en la punta. Otro ejemplo notable de esta prenda durante la época prehispánica en Oaxaca proviene del códice Selden, manuscrito mixteco del período postclásico, donde la señora 6 Mono es acreedora del sobrenombre “Quechquémitl de Guerra” por sus proezas militares. Reina de Jaltepec en el valle de Nochixtlán, 6 Mono se convierte en una figura protagónica en la historia registrada por los códices mixtecos; la prenda que la distingue aparece adornada con un diseño de sardineta en la orilla.