La historia de las cuentas, es decir, objetos ornamentales ensartados en un filamento, se remonta a tiempos muy tempranos, mucho antes que los seres humanos comenzaran a tejer. Las cuevas excavadas recientemente en las costas del Cabo de Buena Esperanza en el sur de África atestiguan el uso de ocre rojo y conchas hace 110,000 años. Se trata de moluscos de aguas profundas, que habrían perdido cualquier brizna de alimento durante el largo arrastre hasta la playa. Las mujeres y los hombres de esa época, y seguramente también los niños, recolectaban esas conchas porque les gustaban; no parece haber otra explicación. Podemos imaginar que juntaban también semillas duras y tersas, y otros materiales orgánicos visualmente atractivos, que no se preservaron en el registro arqueológico porque se pudrieron.