Apodado “El Chamaco” por su talento precoz, Covarrubias había publicado sus primeras caricaturas a los catorce años de edad. Dejó incompletos sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria y se formó de manera autodidacta al frecuentar con timidez el círculo del Dr. Atl, Orozco, Rivera, Siqueiros y otros artistas.
Con fidelidad y atención al detalle, la mano de Covarrubias registró en sus libros los textiles balineses de ikat (teñido de reserva mediante nudos) y sungket (brocado de trama metálica), los huipiles huaves de San Mateo del Mar y los bordados de cadenilla de las juchitecas y las tehuanas. Lo atrajeron, como era de esperarse, los diseños de mayor fuerza gráfica, no las guirnaldas chinescas de colores matizados. En las caricaturas geniales de sus años mozos, El Chamaco observaba con cuidado las peculiaridades del traje de cada persona, como una proyección de su personalidad.