Wixárika se denomina a sí mismo el pueblo huichol de la Sierra Madre Occidental, cuya lengua está emparentada con el náhuatl en la familia yuto-azteca. Renombrados por su sensibilidad artística y por su profunda religiosidad, los wixáritari (plural) reconocen un mismo camino vivencial para quienes estudian las artes textiles y para quienes desean convertirse en chamanes. Ambos tipos de principiantes encuentran aliados en las plantas sagradas, hikuri (peyote, Lophophora williamsii) y kieri (copa de oro, Solandra sp.), quienes guían su crecimiento espiritual. Las mujeres que aspiran a convertirse en tejedoras y bordadoras magistrales buscan también aliados animales, al igual que los aprendices chamánicos. Tres reptiles son los aliados más importantes de las jóvenes artistas: el lagarto cornudo, el monstruo de Gila y una boa. La tejedora iniciada cuenta las rayas sobre la piel de la serpiente tal como cuenta los hilos para reproducir sus diseños en la tela. Durante cinco años, la joven busca y hace ofrendas a su animal aliado para crear textiles hermosos, pero el pacto dura toda la vida. Artistas y chamanes desarrollan así su conocimiento, sus habilidades y su poder espiritual.