En Mitla los hombres empiezan a tejer desde niños, y don Arturo no fue la excepción, pues desde muy pequeño aprendió la técnica del tejido en telar de cintura y después aprendió a tejer en el telar de pedales. “Disfruto mucho tejer, me parece muy bonito cuando se cruzan los hilos y veo cómo se va formando una tela.”
Los rebozos y bufandas son elaborados con especial cuidado en el taller familiar de este tejedor. Para hacer un rebozo tardan un poco más de cuatro días, pues necesitan un día completo para el lavado de la lana cruda; otro día lo dedican al teñido con diferentes tintes, como la grana cochinilla, el añil, la cáscara de nuez, el cempasúchil o la flor de árnica, utilizando siempre agua de lluvia recolectada específicamente para realizar este proceso. Adicionalmente utilizan otros dos días para montar los telares y tejer los rebozos.
De acuerdo con lo que nos comenta, su colorante favorito es la cochinilla, pues el color resultante es impredecible, se piensa que va a salir un color y al final sale otro. Don Arturo asegura que esto depende del humor que tenga cada persona al realizar el proceso.
Don Arturo prefiere utilizar los tintes naturales porque es lo que tiene al alcance en su comunidad y domina la técnica. Al utilizar estos tintes se logran composiciones únicas y especiales que no sólo llevan el aprendizaje ancestral de un artista como él, llevan también su esencia, identidad y tradición. “Lo sigo haciendo porque es mi trabajo, el sustento de mi familia y porque cada pieza tiene mucha dedicación, también porque me gusta descubrir nuevas maneras de hacer mi trabajo.”
Preocupado por preservar la tradición del trabajo textil en Mitla, ha tenido que aprender nuevas maneras de lavar la lana para que sea del agrado de los visitantes y de los compradores. Es un tejedor que está en constante aprendizaje e innovación para poder posicionar su trabajo en un mercado demandante.
Don Arturo tiene la disposición de enseñar y dar a conocer su trabajo a quien esté interesado. Platicar con él es siempre un aprendizaje, está abierto para quien esté dispuesto a acercarse a conocer el trabajo que rodea un rebozo o una bufanda de lana teñida con tintes naturales y tejido en telar de pedales o de cintura.
Las manos que crean estos rebozos tienen la experiencia y habilidad de urdir, teñir, tejer, empuntar, lavar y suavizar los rebozos que nos deleitan la vista. Es un trabajo que tiene mucha dedicación: desde la selección de los materiales, la experimenta- ción para innovar con los diseños y la calidad en el resultado de los colores, dando un toque soberbio a quien los luce.
“Me enorgullece ver que la gente usa nuestro trabajo y son felices usándolo, es una tradición que seguiré manteniendo mientras pueda seguir trabajando.”